lunes, 3 de febrero de 2025

Cuentos, 3 / Hermann Hesse

La recopilación de los cuentos de Hermann Hesse (1877-1962), diseminados durante mucho tiempo en revistas, volúmenes colectivos y antologías, puso de relieve las líneas de fuerza de un universo narrativo articulado por los mismos temas y obsesiones presentes en sus grandes novelas, coloreado por una inconfundible sensibilidad estética y animado por los valores éticos y humanistas que caracterizan toda su obra. La ordenación cronológica de los relatos. El volumen uno recoge cuentos escritos entre 1903 y 1906, el segundo volumen entre 1907 y 1909, el tercer volumen recoge cuentos escritos entre 1910 y 1919, este último volumen recoge cuentos escritos entre 1919 y 1953 permite apreciar la evolución de un creador menos preocupado por la fábula y el suspenso en el relato, que por la autenticidad de los personajes, antihéroes que reflejan, en un sinfín de escorzos, la entera variedad de comportamientos y psicologías humanos. 


Primer párrafo

¡Esto marcha! -exclamó el ingeniero cuando llegó el segundo convoy por el tramo de ferrocarril recién colocado el día anterior, cargado de hombres, carbón, herramientas y víveres. La pradera rutilaba suavemente a los áureos rayos del sol, azul y brumosa se alzaba en el horizonte la alta cordillera poblada de bosques. Perros salvajes y asombrados búfalos vieron irrumpir en la comarca solitaria el trabajo y la agitación, y presenciaron la aparición en la verde campiña de manchas de carbón y ceniza, de desechos de papel y hojalata. En el estremecido paisaje rechinó la primera garlopa, sonó el primer disparo de rifle, retumbando su eco en la montaña, gimió el primer yunque con limpio son bajo los ágiles golpes del martillo. Apareció una cosa de hojalata, al día siguiente una de madera, y luego otra más, y pronto también de piedra. Los perros salvajes y los búfalos se retiraron, la comarca se civilizó y se hizo fértil; ya en la siguiente primavera ondeaban las llanuras rebosantes de verdes mieses y frutos; surgieron granjas, establos y cobertizos; los caminos cruzaron el despoblado. 


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