Bohumil Hrabal nos presenta en esta novela a los administradores de una fábrica de cerveza : Francin y Maryska. Ella es una mujer joven y enérgica, muy hermosa, que hace todo lo que se le ocurre. Ante el terremoto que es su mujer, Francin intenta dirigir con sensatez la fábrica, y manejar como puede los incesantes conflictos con sus accionistas, personajes muy influyentes en la ciudad. Por si todo ello fuera poco, el tía Pepin, personaje desternillante y recurrente en las novelas de Hrabal, se queda a vivir con la pareja provocando incesantes episodios cómicos, para la desesperación del bueno de Francin, quien ve amenazada una y otra vez su carrera como administrador, a quien salva, eso sí, al irresistible personalidad de su bella esposa.
Primer párrafo
Me gustan esos pocos minutos antes de las siete de la tarde, cuando con trapos y pelotas de papel de periódico -viejos números de Política Nacional- limpio los cilindros de cristal de los quinqués, rebaño con una cerilla las mechas ennegrecidas, luego vuelvo a colocar las pequeñas capuchas en que las máquinas de la cervecería se paran, las revoluciones de la dinamo que manda la corriente eléctrica a todas las bombillas, poco a poco la luz blanca se convierte en rosa y la luz rosa, en gris, como si se filtrase a través de un tamiz de gasa y organdí, y por último los filamentos de volframio dibujan en el techo unos raquíticos dedos rojizos, una clave de sol carmesí.
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